Su origen es norteamericano y apareció ahí hace aproximadamente 40 millones de años, pero las poblaciones emigraron a sus zonas de distribución actuales hace unos 3 millones de años. Posteriormente se extinguieron de América del Norte. La llama no es un animal que pueda encontrarse en la naturaleza dada su condición de especie domesticada. Su área de distribución natural corresponde a las montañas andinas de América del Sur pero hoy en día también se les encuentra en Norteamérica, Europa y Australia. Pertenece al hábitat de las tierras altas de los Andes y del Altiplano de Perú, en medio de climas templados y a altitudes de aproximadamente 4,000 metros sobre el nivel del mar.
La llama posee un cuello largo y delgado y un pelaje grueso que varía del beige oscuro hasta el blanco, aunque el patrón más común es marrón rojizo con manchas blancas o amarillas. El rostro es estrecho con orejas redondas y un labio superior hendido. Tiene 32 dientes, de los cuales sobresalen sus incisivos inferiores. Sus patas están provistas de 2 dedos con almohadilla gruesa en las plantas. Tiene una gran cantidad de hemoglobina y sus glóbulos rojos son ovalados. Esta es una adaptación para permitir la supervivencia en ambientes con poco oxígeno, puesto que la llama pasa su vida a grandes altitudes. Este camélido pesa de 130 a 200 kilogramos y mide aproximadamente 1.7-1.8 metros de altura. La alimentación herbívora de la llama se compone mayoritariamente de líquenes, arbustos y casi cualquier tipo de vegetación que encuentre en las montañas. El agua es obtenida casi siempre de los vegetales que consume. Cuando la bebe, es capaz de tragar de 2 a 3 litros en una sentada. La digestión consta de un proceso más largo que en los mamíferos debido a que se trata de un rumiante. Por ende, tiene que regurgitar su comida y pasarla por sus 3 estómagos. La llama macho alcanza la madurez sexual a los 3 años de edad, mientras que la hembra comienza a aparearse cuando cumple su primer año de vida. Gracias a su poligamia, el macho dominante forma un harén de alrededor de 6 hembras en un área determinada; no permite que otros machos se metan a su territorio.El apareamiento se produce a finales de verano o principios de otoño.
Afortunadamente carece de mayores amenazas que pongan la vida de las poblaciones en un serio peligro. El número total de llamas en la actualidad se calcula en 3 millones y el 70 por ciento se encuentra en Sudamérica. La Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza aún no evalúa su situación.