El cóndor andino es un ave enorme que se encuentra entre las más grandes del mundo capaces de volar. Dado su gran peso (hasta 15 kilogramos), incluso su ingente envergadura de alas (3 metros) necesita algo de ayuda para mantenerle en el aire. Por ello, estas aves prefieren vivir en zonas ventosas, donde pueden planear sobre las corrientes de aire sin gran esfuerzo. Los cóndores andinos viven en zonas montañosas, como su nombre sugiere, pero también cerca de las costas, donde abundan las brisas marinas, e incluso en desiertos con fuertes corrientes térmicas de aire. Estos cóndores suelen ser negros, pero tienen un característico «collar» blanco, además de algunas marcas del mismo color en las alas. Al igual que sus parientes, los cóndores californianos, los andinos lucen cabezas calvas.
El Cóndor Andino (Vultur gryphus) se distribuye actualmente por el oeste de América del Sur. Aunque está catalogado como una especie cercana a la amenaza e incluido en CITES I, ha sido poco estudiada y, en la actualidad, aún se desconocen muchos aspectos de su biología. En este trabajo se presenta una revisión bibliográfica sobre la biología y el estatus de conservación del Cóndor Andino, con énfasis en la información conocida para Argentina, y se proponen líneas de investigación orientadas a su conservación. Al norte de su distribución las poblaciones han sido diezmadas, en algunos casos hasta la extinción. Hacia el sur, las poblaciones aún contarían con un estatus favorable, pero existen síntomas de retracción. Esta especie posee una de las tasas reproductivas más bajas del mundo y una de las mayores tasas de supervivencia entre las aves. Las características de su comportamiento (grandes concentraciones para alimentarse y pernoctar), hacen de ella una especie muy sensible a disturbios. Esto podría causar la pérdida masiva de individuos de una población, llevándola a un estado crítico, considerando que no posee capacidad de respuesta demográfica rápida. Algunas amenazas que estaría sufriendo incluyen la matanza por considerarla una especie cazadora, la ingesta de cebos tóxicos y municiones de plomo, la colisión contra tendidos eléctricos, la cacería furtiva, la competencia por alimento y las trampas cepo, entre otras. Es necesario obtener estimaciones poblacionales, tasas de supervivencia, ponderar los factores de mortalidad, detectar áreas de importancia para la especie y determinar la disponibilidad y distribución del alimento en cada país. Las características biológicas del Cóndor Andino, junto con el desconocimiento y las amenazas humanas, generan una combinación peligrosa para su supervivencia.
El cóndor andino es considerado una especie casi amenazada por la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza). Fue puesto por primera vez en la lista de Especies en Peligro de Estados Unidos en 1970, un estado que se asigna a un animal que está en peligro de extinción en la totalidad o de una significativa parte de su área de distribución. Las amenazas a la población incluyen la pérdida de hábitat necesario para la búsqueda de alimento, el envenenamiento secundario de los animales muertos por los cazadores y la persecución. Se encuentra amenazada principalmente en la zona norte de su distribución y es extremadamente rara en Venezuela y Colombia, donde se ha sufrido una disminución considerable en los últimos años. Debido a que está adaptado a una mortalidad muy baja y a bajas tasas de reproducción, es extremadamente vulnerable a la persecución humana, la mayoría de los cuales se deriva del hecho de que es percibido como una amenaza por los agricultores debido a supuestos ataques al ganado. Los programas de educación han sido implementadas por los conservacionistas para disipar este malentendido. Los programas de reintroducción con cóndores criados en cautividad, que liberan aves nacidas en zoológicos de América del Norte en la naturaleza para reforzar la población, se han introducido en Argentina, Venezuela y Colombia.